miércoles, 22 de noviembre de 2017

Paisaje protegido de la sierra del Maigmo y sierra del Sit


Un paisaje no lo es,
si un ser humano no lo admira”

El 23 de febrero del 2007 se creó el Paisaje Protegido de la Serra del Maigmó y Serra del Cid, dando por hecho que, por arte de birlibirloque, quedaría constituido el Consejo de Participación. Nada más lejos de la realidad.
Desde entonces luces y sombras y un río revuelto donde sólo pescan las escopetas. Mientras, al ciudadano contribuyente __léase “el pagano” por activa y por pasiva (vía impuestos y sanciones)__ se le ha venido obsequiando con una colección de literatura coactiva en infumables muestras carteleras que van desde la iconografía infame, a beneficio de herederos del sr. Conde, hasta una jerga legalista que se solapa, nadie sabe a capricho de quien, decreto sobre Ley y decreto sobre decreto, hasta conseguir pelearse con la Constitución Española, pues en ninguno de sus magnos artículos encontraremos la “Ley del embudo” reinante en el territorio donde existe el derecho para unos y la prohibición para los demás.
Así, hemos venido sufriendo todos los ciudadanos en general y en particular los distintos colectivos montañeros el atropello continuado, hasta límites delictivos, ignorándosenos salvo cuando hemos hecho falta para apagar incendios, limpiar o repoblar el monte.
Demasiados años de incompetencias y desmanes sobre este paisaje, e injusto trato sobre los colectivos que le dimos sentido (reconocido en el decreto de constitución), a este territorio que quiere estar protegido sin que nos pongamos de acuerdo contra qué. Díez años y nueve meses para un parto, donde los sucesivos comadrones y comadronas de Catí han estado de vacaciones.
Pero ahora, desde el 14 de noviembre, toca hacer borrón y cuenta nueva. Si aquel decreto fue papel mojado un 23 F __que ya tiene guasa el día__ ahora el santoral celebraba a San Juan de la Cruz (1542-1591) y tal vez por ello, mientras escuchaba a la presidenta su discurso inaugural, citando a los montañeros, sus bondades y “maldades”, para obviar los males de la propia administración y de los que acaban con la vida animal, me acordé de unos versos del Santo y su célebre “Cantico espiritual”: “Mi amado, las montañas, los valles solitarios nemorosos, las ínsulas extrañas, los ríos sonorosos, el silbo de los aires amorosos;…”
En la mesa se hablaba de intereses ganaderos, agrícolas y madereros; subvenciones y presupuestos pero nada, o muy poco, sobre las montañas y los hombres que las aman y le han dado carta de naturaleza.
Un paisaje no lo es, si un ser humano no lo admira”

Algo aturdido por incongruencias varias escuchadas, mi única intervención fue para preguntar cómo se había llegado a la conclusión lingüística de Serra del Sit, cuando todo el mundo la conoce como Cid, tanto en la cartografía como en los miles de entradas en Internet; interesante cuestión toponímica la cual, desde nuestro interés cultural, hemos solicitado se nos informe, tema sobre el que no me extenderé aquí pues da para futuros artículos sobre la valencianización a ultranza del territorio.
El argumento que recibí fue “porque así lo dice el decreto de constitución del Paisaje”, un decreto con el que han estado yendo al escusado todos los sucesivos conselleres y conselleras desde hace diez años y nueve meses ¡Manda huevos!, que diría Trillo. Agradezco que la Sra. presidenta hiciera constar en acta mi pregunta a fin de ser consultada a quién corresponda, cuya respuesta espero verídicamente razonada, alejada de espurios intereses valenciano-lingüísticos.
Remató la tarde de oscuros presagios el comentario __por lo bajini__ de uno de los convocados. “Déjate de historias y disertaciones. Aquí hemos venido a ver que se saca” y me acordé del viejo Botas Negras y sus Tribus Montañeras y pensé que si no se entra en razones alrededor del interés principal, tendrán que regresar los hijos de Manitú con el propósito firme de no volver a consentirle, a nadie, que sigan jugando con el pueblo desarmado.

Juan Manuel Maestre Carbonell

Presidente Grupo Literario Cuentamontes
Premio María Remedios Guillén, de Novela Corta de Montañismo


Andoni Arabaolaza Oruezabala